In
Memoriam Melissa Malindy Davis
Que
su nombre no se olvide
Lejos del cielo agitado,
de celajes y cambiantes,
dentro de un valle encerrado
entre colinas fragantes
de yasmín y madreselva,
está el lugar que yo añoro,
la cabaña azul.
Frente ella,
las aguas sueltas del arroyo
al pie del salto combado
trenzan perlas y brillantes
en sus rizos encrespados.
Cruzo alegre el puentecito,
arco recio cimentado
en dos peños primitivos,
de la Creación sobrados.
Frutas hay por todos lados:
Cada vez que allá visito,
naranjas y mangos tersos,
aguacates abultados
y racimos de guineos
tientan mi boca y mis manos.
Para embelesarme más,
mientras subo hacia la puerta
de esta idílica cabaña,
gallardo el junco cimbrea
su tallo encaracolado.
Pero lo que más me encanta
y mi corazón eleva
siempre a la cabaña azul,
es sentirme rodeado
de tu gran calor humano,
envuelto en el fuerte abrazo
con que me recibes tú,
que eres, más que amigo, hermano.